Friday, December 5, 2008

Por renunciar a la virginidad



“La poesía me ha acercado al corazón de las cosas, y me ha permitido acercarme también al corazón de la gente”.
Enriqueta Ochoa, poeta


Me enteré de su muerte mientras manejaba y me estacioné un poco para pensar en ella. Recordé algunos versos de Las Virgenes Terrestres y otros más de La Urgencia de un Dios. Durante una época muy triste de mi vida, los versos de Enriqueta Ochoa me acompañaron noche tras noche. Conocí sus poemas primero, luego, la suerte me la puso frente a frente en Torrreón, en un encuentro de cuentacuentos. Me quedé sin habla, sin saber cómo dirigirme a ella, a ese ser maravilloso que me enseñó tanto con su poesía. Pero estaba ahí, sencilla, habitable, serena, sonriente. Si algo recuerdo de esa noche y de ese encuentro fue su espléndido y pródigo buen humor.
Enriqueta tenía 80 años y estaba enferma, le dolían las rodillas, porque para escribir siempre se sentaba en flor de loto, sólo así le venía la inspiración. Siempre se declaró esotérica, ahora me pregunto si esa es una condición sine qua non de las poetas.
Enriqueta este no es un requiem para ti, este es un homenaje por haberme dejado ver con tus versos que sí, que tus palabras venían de lejos, de otras latitudes, que alguien te las dictaba y que las mujeres no debemos ser y no somos más las virgenes terrestres.




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